jueves, 27 de julio de 2017

Perdóname...


¿Alguna vez alguien (que no sea niño) te pidió perdón de forma voluntaria?, lo digo porque, es fácil para nosotros reconocer las actitudes erradas de los niños y obligarlos a hacerlo. Pero parece inevitable que esta palabra se vaya olvidando a medida que crecemos, y fácilmente sea reemplazada por:

"Yo tenía la razón."
"Él/ella tiene la culpa."
"Ya se la va pasar el disgusto."

Pensamos locamente que el hecho de crecer simboliza dejar de equivocarse, o en su defecto, que el tiempo sanará las heridas que hemos causado en quienes nos rodean. Pero ¿es verdaderamente así?. Después de todo, el ser humano ha creído eso por mucho tiempo, solo miremos la vida del rey David y lo que escribió de ella en el Salmo 32: 3 y 5

"Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir, todo el día."

Ciertamente el tiempo no solucionó su problema, algo más tuvo que pasar.

"Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: “Confesaré mis rebeliones a Jehovah.” Y tú perdonaste la maldad de mi pecado."

¡Bingo! Esa era y será siempre la solución. Pero me dirás, -con las personas no funciona así.- ¿Qué te hace pensar eso? Nos han vendido la idea de que humillarse es de tontos o de inferiores. Yo también pensaba lo mismo, pero algunas situaciones me hicieron dar cuenta de que pedir perdón:
No me va matar.
No me hace menos que nadie.
Libera el peso de mi conciencia.
Me puede ayudar a conservar amistades.
E incluso salvarme de destruir relaciones importantes (entre otros beneficios).

¿Y Dios? ¿Será que algunas de nuestras actitudes también pueden destruir nuestra relación con él?, aunque nunca lo hayamos visto de esta forma, es un hecho, que Dios también tiene sentimientos.
Es posible que muchos de nosotros nos hayamos comprometido con Él en el pasado, y aunque no lo hayamos hecho, eso no nos saca que seamos sus criaturas.
¿Cómo hemos estado llevando esa relación?
¿Qué hemos hecho con nuestros errores?
¿Aún seguimos creyendo que sanarán con el tiempo?

No dejes pasar el tiempo, ES HOY, hoy hay garantía de perdón, recuerda el final del verso de David "y tú perdonaste la maldad de mi pecado." ¿te das cuenta? No sólo se nos perdona el pecado, también se nos perdonan las intenciones (nuestra maldad), no dejes pasar el tiempo, pronto puede ser muy tarde...

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