domingo, 4 de diciembre de 2016

Hasta que ni la muerte nos separe


Ph: Pablo Vargas

 En estos últimos meses estuve reflexionando en la vida de Job y sus sufrimientos:
   ¿Por qué tanto?
   ¿Hubiera habido alguna forma de evitar todo eso?
   ¿Por qué la amistad tan profunda que Job tenía con Dios no lo libró del sufrimiento?
   Algo si está claro, el sufrimiento no siempre viene como resultado de alguna mala acción de nuestra parte.
   -¿y entonces?- Le pregunté a Dios.
   Y allí vinieron a mi mente (como enviados por Dios) los votos matrimoniales, hoy estaba buscando algunos y me gustaron estos:
       "Prometo amarte, honrarte y apreciarte siempre. Prometo permanecer junto a ti en lo bueno y en lo malo. Prometo ser un esposo/a fiel y amante. Prometo ser el/la más comprensivo/a en la enfermedad y la tristeza. Prometo entregarte mi alma. Prometo ser tu compañero/a y tu mejor amigo/a. Y prometo amarte con toda mi alma y mi corazón por toda la eternidad."
   Entonces mi entendimiento se iluminó. ¡Ahí estaba la respuesta! No tiene que ver con que sufras o no, tiene que ver con quién está a tu lado en ese momento, y cuan seguro estás de esa persona.
   Cuando nos enamoramos de alguien y decidimos pasar el resto de nuestras vidas a su lado, nuestro pensamiento siempre es optimista, pero seamos realistas, nada nos garantiza que todo va salir bien, e incluso sabemos que algún día la muerte hará que todo termine. Sólo hay una garantía, la promesa de compartir todos los momentos juntos.
   Y así es también con Jesús, solo que la garantía de su fidelidad es absoluta, "en las buenas y en las malas". Él se mantiene ahí, aunque nos alejemos, o no lo percibamos de la misma manera que cuando todo va bien. Como cuando una amiga mía estuvo en el hospital con su esposo, no podían dormir en la misma cama, ni disfrutar de muchas cosas juntos, pero ella estaba ahí, siempre estuvo ahí. A su lado hasta el final.
   Y allí está el punto de todo este asunto. No decido vivir con Jesús porque todo me vaya a salir bien y siempre vaya a disfrutar de todos los momentos. Lo decido porque lo he llegado a conocer, se que me ama, he llegado a amarlo, y se que estará allí.
   En las buenas y en las malas hasta el final de este mundo, y en las buenas, por toda la eternidad.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Escalofríos

Ph: Silas

Basado en Marcos 1: 21 - 27
Relata: Juan el discípulo
Jesús se ha quedado en Capernaúm, Pedro lo ha alojado en su casa y de a poco su fama se extiende por todo el pueblo.
Este sábado la sinagoga estuvo más llena que de costumbre, le pedimos que hablara, y mientras leía el rollo de las Escrituras, un hombre sentado detrás de nosotros interrumpió el momento. Conocíamos al hombre, pero en ese momento parecía otro, su voz se había puesto muy grave, sus ojos parecían que se le saldrían de las órbitas, un temor desconocido nos embargó en ese momento mientras lo escuchamos hablar dirigiéndose a Jesús, - ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
Pero Jesús no se conmovió, y rápidamente le dijo: ¡Cállate y sal de él!
Entonces el hombre empezó a sacudirse fuertemente y luego de un fuerte alarido cayó al suelo inconsciente. Pronto se incorporó suavemente, se lo notaba un poco confundido porque todos estaban alrededor suyo y mirándolo de de una forma extraña, pero su rostro irradiaba paz, como si un gran peso se le hubiera quitado de encima.
El culto fue interrumpido y todos volvimos a nuestras casas, pero no podíamos dejar de notar los diferentes grupos que con admiración hablaban de Jesús, su nueva doctrina y su poder sobre los demonios, el pueblo estaba conmovido y yo me quedé pensando en las palabras del hombre, "el Santo de Dios", sí, Jesús es realmente extraordinario, y pronto todos lo sabrán...
Señor, aún no entiendo completamente lo que significa caminar con Jesús, y me doy cuenta que muchas veces tendremos que afrontar situaciones difíciles como ésta, pero extrañamente siento que a su lado, todo terminará bien, y no quiero perderme esta aventura. Amén.
Escrito por Seisa de Zambrana

martes, 29 de noviembre de 2016

Cambio de oficio


Basado en Marcos 1: 16 - 20
Relata: Juan, el discípulo.
Esta noche no pescamos nada, papá dijo que es porque desde que conocimos a los predicadores no sabemos otra cosa que hablar, y la pesca es un trabajo para quien sabe estar callado.
No se si ya no servimos para esto, pero no hay cómo quedarse callados luego de pasar un día con Jesús.
No somos grandes eruditos, y aun asi, de una forma extraña, la mente se nos abre cuando lo escuchamos hablar.
Claro que no somos los únicos emocionados, Pedro y Andrés también lo están. De seguro esta noche no les vino el sueño por estar hablando de Jesús.
 ¡Y allí está Él, se acerca a su barca y los está llamando!, ¡Qué privilegio! ¡Jesús pensó en ellos y los llamó a seguirle!
Pero no se detiene allí, está viniendo hacia nosotros también, es increíble, ¡nos llamó a ambos por nombre! Ahora todo es diferente...
Señor, somos simples pescadores, pero si Tú crees que para algo podemos servirte, estamos dispuestos a acompañarte donde nos guíes. Este día será recordado por todos y por siempre, hoy somos parte del plan de Dios para su pueblo Israel.
Señor, tampoco soy nada ni nadie, gracias por recordarme y llamarme a seguirte, quiero servirte con el mismo entusiasmo que tenía ese primer día,  y que nuestra amistad siga creciendo cada día. Amén.
Escrito por Seisa de Zambrana

lunes, 28 de noviembre de 2016

¿A dónde se fue?

Ph: Maria Estela

Basado en Marcos 1: 12 - 13
Relata: Juan, el discípulo. 
   Hoy hablamos con Juan sobre el Mesías,  y aunque esperábamos poder volver a verlo hoy, simplemente ha desaparecido.
Juan nos dijo que es muy probable que esté pasando tiempo a solas con Dios en el desierto para recibir instrucciones para su gran misión, también nos habló  del tiempo a solas que él mismo tuvo que pasar con Dios antes de predicar en el Jordán.
Aún intento comprender la importancia o trascendencia de esto, y no puedo dejar de preguntarme: ¿cuándo regresará? ¿regresará?
   Le dije que era peligroso estar solo en el desierto, sin embargo él me aseguró que no necesitába preocuparme por eso, pues en la compañía de Dios no hay por qué temer.
   Ahora me siento más tranquilo, sólo resta esperar, todo está en las manos de Dios y no podría ser de mejor manera.
   Señor, muchas veces la espera es complicada pues trae muchas dudas a nuestra mente, haz que todo ello nos lleve a pensar en ti, tu gran amor y poder que siempre está en el control de todo para nuestro bien. Amén.
Escrito por Seisa de Zambrana 

domingo, 27 de noviembre de 2016

Nos hemos vuelto expertos


Gracias Amelia Arce
Llegó el siglo XXI y el ser humano se ha desarrollado de tal forma que podemos llegar a ser especialistas en lo que queramos:
-Podemos organizar grandes compañías y acumular fortunas...
-Podemos inventar aparatos tecnológicos que nos faciliten la vida de de forma extraordinaria, ahora viajamos grandes distancias en pocas horas y nos conectamos con el mundo por medio de un botón o una pantalla.
-Hemos descubierto muchas estrategias para conservar la salud o recuperarla.
-Podemos planificar la cantidad de hijos que queremos tener y cuando tenerlos.
-Podemos administrar nuestros ingresos para construir nuestras casas, educar nuestros hijos hasta un nivel superior y jubilarnos cómodamente.
   En síntesis, nos hemos vuelto expertos en vivir nuestras vidas logrando las metas que nos hemos propuesto.
   De repente todo cambia, las cosas pueden salirse de nuestro control en el momento menos esperado...
-pero ¿cómo?- Podemos preguntarnos, y nos llenamos de frases como estas:
-Lo estaba manejando tan bien.
-No se supone que tendría que haberme salido así.
-Yo estaba cumpliendo las reglas y esto no es justo.
-...
   Y cuando toda nuestra sabiduría cae por el piso nuestras quejas suben al cielo reclamando justicia.
   Mientras hablaba con Dios de toda esta gran sabiduría que hemos logrado acumular, trajo a mi mente un pensamiento "los hombres somos expertos en llegar a vivir 90 años o más con relativa salud y estabilidad, pero sólo uno puede tornarse experto de verdad, cuando está capacitado para vivir la eternidad, y para ese tipo de vida, hay UN solo experto..."
   Amigo, si lo estabas haciendo todo bien, y de repente algo se te sale de control, para un momento a pensar, pues es muy probable que alguien esté llamando tu atención a la eternidad.
   Señor, tal vez he puesto todo mi empeño en convertirme en un experto en vivir una buena vida aquí, has llamado a mi puerta, y tan solo me he revelado por tus intromisiones, perdón Jesús, ayúdame a ver un poco más las cosas como tú las ves, y a poner mis mayores sueños en la eternidad.
Amén.
Escrito por Seisa de Zambrana

viernes, 25 de noviembre de 2016

El momento más esperado

Ph: Seisa

Basado en Marcos 1: 9 - 11
Relata: Juan, el discípulo.
Hoy muchas otras personas vinieron a escuchar a Juan, nuevamente su mensaje estuvo lleno de poder.
Cuando bajó a las aguas para bautizar, de entre la gente que lo siguió bajó un hombre joven de porte noble pero vestido muy humildemente. Llegó hasta Juan y éste le dijo algo. Parecía que estaba reacio a bautizarlo, pero el joven insistió y Juan lo bautizó.
No he visto muchos bautismos, pero este fue de sobremanera especial. En un instante el cielo cambió de color y se abrió a nuestra vista. Una paloma bajó de allí y se posó sobre el joven, al instante una voz potente dijo "este es mi Hijo amado en quien me complazco".
Sí, es algo increíble pero cierto. Yo estuve allí, y de la misma forma en que el joven  apareció de la nada, se volvió a perder entre la multitud atónita.
Tengo que hablar de esto con Juan, pero algo me dice que pronto lo volveremos a ver...

Padre, es bueno ver tu luz que resplandece en la oscuridad, pues aunque que sea sólo por un  momento ella nos infunde esperanza, ayúdanos a esperar en ti siempre Señor, y que estos rayos de luz afiancen la espera y nos hagan más sumisos a tus tiempos. Amén.
Escrito por Seisa de Zambrana 

jueves, 24 de noviembre de 2016

Una aventura sin fin

Basado en Marcos 1: 1 - 8
Hoy fuimos a visitar a Juan en el desierto. Él vive solo en un lugar apartado a orillas del río Jordán. No fue muy difícil encontrarlo ya que mucha gente caminaba hacia este lugar.
Por fin conocimos a Juan. Es una persona admirable, vive de una manera muy humilde, pero se nota que es alguien instruido y habla con poder, de una forma que antes me era ajena por completo.
No tiene miedo de nadie ni busca adular a la gente. Sólo respeta a Dios, y por supuesto, al Mesías. Está convencido de que no tarda en venir, y de alguna forma extraña todos compartimos esa misma esperanza.
Hoy también pasamos por las aguas del bautismo luego de oír predicar a Juan. Algo especial dentro nosotros nos hizo sentir dolor y culpa por nuestros pecados y es maravilloso sentirse perdonado.
Señor, no dejes de trabajar en mi interior, quiero más de ti, sé que no será fácil, pero en verdad quiero conocerte y recibir ese bautismo que me tienes preparado, gracias por llamarme y darme la oportunidad de acercarme a ti. Amén

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Nunca más estaremos solos


Basado en Mateo 28: 16 -20
Relatado por Juan, el discípulo.
Regresamos a Galilea, todos estábamos expectantes. Es el milagro más grande que hayamos visto, no había dudas, era Jesús y estaba con nosotros,  lo vimos,  lo adoramos.
Simplemente estábamos desbordando de alegría, ¡qué daríamos porque todo sea igual y volver a caminar con Él por todo Israel!
 Pero ahora es diferente. Él nos dijo que debemos llegar al mundo entero.
 Ahora es nuestro turno, pero no iremos solos, su compañía estará siempre con nosotros, todos los días, hasta el final, como el Padre estuvo con El en todo momento.
Señor, quiero disfrutar de esa compañía prometida, ayúdame a anhelarla más cada día,  y buscar que me guíes como eras guiado por el Padre, y otra vez gracias por no dejarnos solos.

Escrito por Seisa de Zambrana

martes, 22 de noviembre de 2016

En espera de un milagro


Basado en Marcos 10. 46-52
Relata por Juan, el discípulo.
   Admiro mucho la habilidad de los ciegos para trasladarse de un lugar a otro, es como si crearan una especie de mapa en su cabeza.
   Pero al parecer en los tiempos bíblicos, un ciego se limitaba simplemente a sentarse y mendigar, no había para ellos algún subsidio estatal o algo por el estilo, y mendigar era la única forma que tenían para sobrevivir, este era el caso de este ciego cuyo nombre no sabemos (pero lo conocemos como Bartimeo, el hijo de Timeo) esa era su vida, sentado junto al camino, sucio y maloliente, viviendo de la misericordia de la gente, tal vez alguno al pasar se dignaba en dirigirle algunas palabras además darle algunas monedas...
   Pero nunca olvidaría aquella persona amigable que un día se le acercó para contarle de Jesús, un viajero incansable que vivía haciendo bienes a los de su clase, ¡no podía creerlo!, este hombre de seguro tenía que ser el Mesías, pero ¿cómo podría encontrarlo?.
   Sólo en esta situación uno cae en cuenta y ve cuan deprimente puede ser conocer algo maravilloso cuando es tan inalcanzable..., ni siquiera podía moverse por las calles de su ciudad con libertad, y mucho menos si la Pascua se acercaba, había gente por doquier y sabía que nada bueno saldría siquiera de intentarlo...
   De pronto oyó que la multitud era mayor que de costumbre, prestó atención para oír mejor, ellos estaban hablando de Jesús, de seguro Jesús estaba allí en medio de ellos, pero no había forma de llegar a él, sólo veía una opción, debía usar algo que sin duda traspasaría la multitud, debía gritar. - ¡Jesús, hijo de David,  ten misericordia de mí! -, de pronto escuchó un repentino "¡Cállate! ¡manténte en tu sitio y no hagas problemas!". Pero no, no podía callar, alguien lo había oído y si su voz era más fuerte, ¿qué impediría que llegara a Jesús? Un nuevo ánimo lo envolvió,  - ¡Jesús, hijo de David,  ten misericordia de mí! ¡Jesús, hijo de David,  ten misericordia de mí! ¡Jesús, hijo de David,  ten misericordia de mí! - no importaban las represiones, Él tenía que escucharlo... entonces las represiones pararon y oyó - ten confianza, levántate, te llama - soltó su capa y quedó semidesnudo mientras una mano amiga lo guiaba a Jesús.
   -¿Qué quieres que te haga?- fue la pregunta que lo cambió todo, lo sabía, ¿acaso no lo había deseado toda su vida? -Maestro, que recobre la vista.- y en medio de la expectación se dejó oír -Vete tu fe te ha salvado-, y fue algo inmediato, todo el paisaje se empezó a dibujar en su mente, formas, colores, abría y cerraba los ojos como si algo maravilloso estuviera pasando, ¡eso era ver!, y allí estaba Jesús, en medio de toda esa gente, no había forma de confundirlo, la mirada amable y compasiva, no era extraño que lo siguiera tanta gente, ¡por fin podía ver!, ¡por fin podía verlo!, no tenía deseos de volver a casa. No era algo que hubiera deseado toda su vida, pero eso parecía, quería estar junto a Jesús, ¡y lo haría!, ¿por qué no? Había pasado toda su vida tirado junto al camino, pero hoy lo sabía, el Mesías estaba allí, y él, no perdería la oportunidad de seguirlo...

  Señor, siempre pensamos en nuestros sueños como algo maravilloso, pero, ¿Quién si no Jesús para realizarlos? Y ¿Qué sentido tienen lejos de Jesús?. Dale hoy el sentido a mi vida, que mis ojos puedan ver a Jesús. Amén.

(Escrito por Seisa de Zambrana)