jueves, 1 de diciembre de 2016

Escalofríos

Ph: Silas

Basado en Marcos 1: 21 - 27
Relata: Juan el discípulo
Jesús se ha quedado en Capernaúm, Pedro lo ha alojado en su casa y de a poco su fama se extiende por todo el pueblo.
Este sábado la sinagoga estuvo más llena que de costumbre, le pedimos que hablara, y mientras leía el rollo de las Escrituras, un hombre sentado detrás de nosotros interrumpió el momento. Conocíamos al hombre, pero en ese momento parecía otro, su voz se había puesto muy grave, sus ojos parecían que se le saldrían de las órbitas, un temor desconocido nos embargó en ese momento mientras lo escuchamos hablar dirigiéndose a Jesús, - ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
Pero Jesús no se conmovió, y rápidamente le dijo: ¡Cállate y sal de él!
Entonces el hombre empezó a sacudirse fuertemente y luego de un fuerte alarido cayó al suelo inconsciente. Pronto se incorporó suavemente, se lo notaba un poco confundido porque todos estaban alrededor suyo y mirándolo de de una forma extraña, pero su rostro irradiaba paz, como si un gran peso se le hubiera quitado de encima.
El culto fue interrumpido y todos volvimos a nuestras casas, pero no podíamos dejar de notar los diferentes grupos que con admiración hablaban de Jesús, su nueva doctrina y su poder sobre los demonios, el pueblo estaba conmovido y yo me quedé pensando en las palabras del hombre, "el Santo de Dios", sí, Jesús es realmente extraordinario, y pronto todos lo sabrán...
Señor, aún no entiendo completamente lo que significa caminar con Jesús, y me doy cuenta que muchas veces tendremos que afrontar situaciones difíciles como ésta, pero extrañamente siento que a su lado, todo terminará bien, y no quiero perderme esta aventura. Amén.
Escrito por Seisa de Zambrana

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